5/4/81
Hola
Claudia:
Tu
última carta fue una verdadera alegría. Me resulta inverosímil que las dos
podamos estar felices simultáneamente. ¿Qué mejor manera de entendernos, de
compartirnos?
Hermana,
de nuevo estoy en carrera: otro taller literario. Nunca debemos decir de esta
agua no he de beber. Y aquí estoy, dispuesta al menos a probarla.
Esta
vez fui menos impulsiva. Realicé un pequeño estudio de mercado y luego elegí.
Es una taller de la SADE, de cuento, y lo conduce un tal Héctor Castro. Los
asistentes: bastante heterogéneo. Más de la mitad son pibes, pero también hay
unas cuantas mujeres de la ¨tercera¨ edad. Creo que va a ser un grupo humano
muy rico. La actividad recién se inicia, así que no puedo avaluar el nivel de
los concurrentes. En la única reunión a la que fui hicimos un interesante
análisis de un cuento de Cortázar (¨Casa tomada¨, ¿lo recordás). Nunca me
hubiera imaginado que pudieran extrapolarse tantas cosas de unas pocas páginas.
Me encantó ver cómo se iba relacionando lo que sucedía en la ficción con el
trasfondo político en la que temporalmente estaba inserta. Se ve que Castro sabe mucho. Al menos me
impresionó.
Nos
pidió que lleváramos cuanto material tuviéramos entre manos. Él lo ira leyendo
y luego propondrá lo que discutiremos entre todos.
Estuve
releyendo mis pretendidos cuentos escritos con Raúl. Ya seleccioné uno. Mañana
lo llevaré. Después te digo cómo me fue. Intentaré resistir esta vez. Ya se lo
prometí a Luis y ahora me comprometo ante mi hermana.
El
trabajo viento en popa. Comenzamos a recoger los primeros resultados coherentes
luego de desalentadores meses. Giménez ya está pensando a qué revista
enviaremos el trabajo. Yo escucho de publicar y se me paran los pelos.
Pero
hay que crecer.
Hasta
la próxima.
Siempre
aquí.
Laura
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