miércoles, 8 de julio de 2015

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20/2/81
Querida Claudia:
Aquí estoy en la quinta. Disfrutando. Hace mucho tiempo que no tenía tiempo para mí. Nos levantamos temprano y desayunamos juntos. Cerca de las ocho Luis se va y no regresa hasta las seis. Me quedo sola, con esa soledad linda de saber que pronto será poblada.
¿Qué hago? Ni bien despido a Luis limpio y lavo lo estrictamente necesario y después, ya con la conciencia tranquila, condición imprescindible para mi equilibrio espiritual, me dedico a la diaria tarea de entretenerme. Leo muchísimo (en este momento ¨Las meninas¨, de la brasileña Fagundes Telles), nado, tomo sol, tejo (un pullover para Luis). Estoy armando un rompecabezas gigante, de 2500 piezas. Luis me instaló un tablero a tal efecto. Es una actividad de lo más absorbente. Siempre me digo que esa pieza será la última, pero suele haber otra y otra. Afortunadamente el dolor de espalda en algún momento me aparta de la tarea y me orienta hacia cualquiera de mis otras formas de perder el tiempo, ¿o de ganarlo? Cerca de las cinco comienzo a preparar la merienda. Todo un rito. La tomamos en una mesita bajo un roble hermosísimo y, casi todos los días, nos gratificamos con una nueva torta, con galletitas y hasta con facturas. Todo por mí elaborado, por supuesto.
Caminamos mucho, toda la zona es una belleza, lleno de lugarcitos nuevos para descubrir. Casi todas las noches Luis se dedica a preparar el fuego para el asado. Cenamos escuchando los grillos y solemos meternos en la pileta. Desnudos. Aquí no nos ve nadie. Una experiencia maravillosa. Otra forma de sentir el cuerpo.
El día de mi cumpleaños me sorprendió con ¨El astillero¨, de Onetti y un enorme paquete protegiendo una torta.
Me gustaría poder transmitirte mi relación con Luis. Es una mezcla de vivir como adultos recreando la infancia. De reflexionar y de jugar. Sé que este es un momento privilegiado de mi historia y, en consecuencia, trato de sacarle el mayor jugo posible. Mucho no va a durar.
Hasta escribí unas líneas.
Hermana, el sol me llama.
Te mando los más felices de los besos que espero encuentren las más felices de las mejillas.

       Laura

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