20/2/81
Querida
Claudia:
Aquí
estoy en la quinta. Disfrutando. Hace mucho tiempo que no tenía tiempo para mí.
Nos levantamos temprano y desayunamos juntos. Cerca de las ocho Luis se va y no
regresa hasta las seis. Me quedo sola, con esa soledad linda de saber que
pronto será poblada.
¿Qué
hago? Ni bien despido a Luis limpio y lavo lo estrictamente necesario y
después, ya con la conciencia tranquila, condición imprescindible para mi equilibrio
espiritual, me dedico a la diaria tarea de entretenerme. Leo muchísimo (en este
momento ¨Las meninas¨, de la brasileña Fagundes Telles), nado, tomo sol, tejo
(un pullover para Luis). Estoy armando un rompecabezas gigante, de 2500 piezas.
Luis me instaló un tablero a tal efecto. Es una actividad de lo más absorbente.
Siempre me digo que esa pieza será la última, pero suele haber otra y otra.
Afortunadamente el dolor de espalda en algún momento me aparta de la tarea y me
orienta hacia cualquiera de mis otras formas de perder el tiempo, ¿o de
ganarlo? Cerca de las cinco comienzo a preparar la merienda. Todo un rito. La
tomamos en una mesita bajo un roble hermosísimo y, casi todos los días, nos
gratificamos con una nueva torta, con galletitas y hasta con facturas. Todo por
mí elaborado, por supuesto.
Caminamos
mucho, toda la zona es una belleza, lleno de lugarcitos nuevos para descubrir.
Casi todas las noches Luis se dedica a preparar el fuego para el asado. Cenamos
escuchando los grillos y solemos meternos en la pileta. Desnudos. Aquí no nos
ve nadie. Una experiencia maravillosa. Otra forma de sentir el cuerpo.
El
día de mi cumpleaños me sorprendió con ¨El astillero¨, de Onetti y un enorme
paquete protegiendo una torta.
Me
gustaría poder transmitirte mi relación con Luis. Es una mezcla de vivir como
adultos recreando la infancia. De reflexionar y de jugar. Sé que este es un
momento privilegiado de mi historia y, en consecuencia, trato de sacarle el
mayor jugo posible. Mucho no va a durar.
Hasta
escribí unas líneas.
Hermana,
el sol me llama.
Te
mando los más felices de los besos que espero encuentren las más felices de las
mejillas.
Laura
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