lunes, 28 de septiembre de 2015

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25/8/82
Claudia:
Llegó tu carta. Todavía no puedo creerlo. Cómo te lo tenías escondido. Si cada tanto me atrevía a fantasear la sorpresa de una visita tuya mi imaginación no alcanzó a suponer que podías regresar, no de vacaciones: regresar. Además, en el fondo, no lo deseaba porque eso implicaba tu separación de John. Que él consiguiera un traslado en el trabajo fue una posibilidad que nunca se me ocurrió. Es raro que la realidad supere nuestras propias fantasías. Me resultaba inaceptable la sola idea de que mi hijo pudiera nacer y que vos no lo conocieras al instante de nacido. Evidentemente era un pensamiento inadmisible, un hecho que no podía suceder. Quisiera poder transmitirte cómo me ayuda saber de tu próxima llegada. Vaya espera que me toca. Compartida. Casi mellizos: mi hijo y mi hermana.
Todo sigue su curso. Fui al médico, a un tal Sánchez que me recomendó Graciela cuando finalmente le comuniqué el acontecimiento. Me encontró muy bien y evaluó que el crío llegará para fines de enero. Tendrás tiempo de verme con panza.
Las familias ya están enteradas. Fue más fácil de lo imaginado. Los padres de Luis se sorprendieron, pero te diría que se pusieron contentos. Tuve que dar yo la noticia porque, aunque habíamos convenido que no pasara de ese día, ya estábamos por el postre y Luis seguía mudo. No dijeron gran cosa, ellos no son muy comunicativos, pero por lo menos no pusieron mala cara, que para el estado de mis nervios en ese momento ya fue bastante. Papá se quedó helado. La que reaccionó fue Ofelia que instantáneamente se acercó para darme un beso. No sabés cómo agradecí su actitud. Ante eso papá no pudo menos que imitarla. Seguimos charlando de otra cosa. Después de un buen rato y de sopetón papá preguntó:
-¿Piensan casarse?
Me quedé congelada, quería que la tierra me tragara. Ante mi sorpresa, Luis recogió la piedra y contestó:
-A lo mejor, todavía no lo resolvimos.
No podía creer lo que estaba escuchando. Me hubiera gustado tener un grabador para no desconfiar luego de mi memoria.
La reacción de mamá fue más previsible. En cuanto se lo dije me abrazó y dijo que ella se lo imaginaba, que me encontraba muy rara últimamente. Que a pesar de todo (supongo que ese todo encerraba la irregularidad de nuestra relación) estaba chocha de convertirse en abuela. Ni tocó el tema del matrimonio. Suele tener tacto en esas situaciones.
Te imaginás el alivio que representa para mí haber sacado a luz mi embarazo. Hasta me permito caminar de otra manera.
Luis no volvió a mencionar el tema del casamiento y yo tampoco. En el fondo no es el principal de mis problemas. Lo que necesito no es que Luis reconozca al bebé sino que lo quiera. Y a eso no hay trámite que lo pueda obligar. Sigue mostrando la actitud de resignado. Lo que sigue haciéndome daño.
Espero que pronto confirmes la fecha de retorno. Te esperaremos con bombos y platillos. Tu departamento está en buen estado. De todos modos me ocuparé de que encuentres todo como lo dejaste. A menos que quieras que te consiga una cama doble.
Estoy feliz con tu regreso. Besos para los dos.
                                                                       Laura

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