25/8/82
Claudia:
Llegó
tu carta. Todavía no puedo creerlo. Cómo te lo tenías escondido. Si cada tanto
me atrevía a fantasear la sorpresa de una visita tuya mi imaginación no alcanzó
a suponer que podías regresar, no de vacaciones: regresar. Además, en el fondo,
no lo deseaba porque eso implicaba tu separación de John. Que él consiguiera un
traslado en el trabajo fue una posibilidad que nunca se me ocurrió. Es raro que
la realidad supere nuestras propias fantasías. Me resultaba inaceptable la sola
idea de que mi hijo pudiera nacer y que vos no lo conocieras al instante de
nacido. Evidentemente era un pensamiento inadmisible, un hecho que no podía
suceder. Quisiera poder transmitirte cómo me ayuda saber de tu próxima llegada. Vaya espera que me toca. Compartida. Casi mellizos: mi hijo y mi hermana.
Todo
sigue su curso. Fui al médico, a un tal Sánchez que me recomendó Graciela
cuando finalmente le comuniqué el acontecimiento. Me encontró muy bien y evaluó
que el crío llegará para fines de enero. Tendrás tiempo de verme con panza.
Las
familias ya están enteradas. Fue más fácil de lo imaginado. Los padres de Luis
se sorprendieron, pero te diría que se pusieron contentos. Tuve que dar yo la
noticia porque, aunque habíamos convenido que no pasara de ese día, ya
estábamos por el postre y Luis seguía mudo. No dijeron gran cosa, ellos no son
muy comunicativos, pero por lo menos no pusieron mala cara, que para el estado
de mis nervios en ese momento ya fue bastante. Papá se quedó helado. La que
reaccionó fue Ofelia que instantáneamente se acercó para darme un beso. No
sabés cómo agradecí su actitud. Ante eso papá no pudo menos que imitarla.
Seguimos charlando de otra cosa. Después de un buen rato y de sopetón papá
preguntó:
-¿Piensan
casarse?
Me
quedé congelada, quería que la tierra me tragara. Ante mi sorpresa, Luis recogió
la piedra y contestó:
-A
lo mejor, todavía no lo resolvimos.
No
podía creer lo que estaba escuchando. Me hubiera gustado tener un grabador para
no desconfiar luego de mi memoria.
La
reacción de mamá fue más previsible. En cuanto se lo dije me abrazó y dijo que
ella se lo imaginaba, que me encontraba muy rara últimamente. Que a pesar de
todo (supongo que ese todo encerraba la irregularidad de nuestra relación)
estaba chocha de convertirse en abuela. Ni tocó el tema del matrimonio. Suele
tener tacto en esas situaciones.
Te
imaginás el alivio que representa para mí haber sacado a luz mi embarazo. Hasta
me permito caminar de otra manera.
Luis
no volvió a mencionar el tema del casamiento y yo tampoco. En el fondo no es el
principal de mis problemas. Lo que necesito no es que Luis reconozca al bebé
sino que lo quiera. Y a eso no hay trámite que lo pueda obligar. Sigue
mostrando la actitud de resignado. Lo que sigue haciéndome daño.
Espero
que pronto confirmes la fecha de retorno. Te esperaremos con bombos y
platillos. Tu departamento está en buen estado. De todos modos me ocuparé de
que encuentres todo como lo dejaste. A menos que quieras que te consiga una
cama doble.
Estoy
feliz con tu regreso. Besos para los dos.
Laura
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