viernes, 11 de septiembre de 2015

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10/4/82
Querida hermana:
Cuando empiezo a acumular energía en una dirección determinada sé que finalmente termino reventando. Ayer tuve una agarrada grande con Luis. Estábamos comiendo el postre cuando, de pronto y sin estar en mis planes, le pregunté:
-Luis, ¿qué pensás que va a pasar con nosotros en un futuro cercano?
-Nada en particular, estoy muy bien con vos así.
-Pero yo, no.
-¿Otra vez con la misma historia?
Me levanté de la mesa y me fui al dormitorio dando un portazo. No había terminado de tirarme en la cama cuando lo escuché entrar.
-Laura, ¿qué es lo que te pasa?
Como siempre en estas ocasiones me puse a llorar y él, también como siempre, me abrazó. No pude contenerme y, entre sollozos, le conté de mis necesidades, de mi irracional pero imperioso deseo de tener un hijo.
-Terminala con eso –dijo en un tono que le desconocía, apartándose.
-Te aviso que yo no me voy a cuidar más, la responsabilidad corre por tu cuenta  desde ahora –le grité furiosa.
Así quedó el asunto. A la hora ya estábamos charlando como si nada hubiera pasado. Pienso cumplir lo amenazado. Me parece injusto, antinatural, obligarme a mí misma a privarme de lo que necesito. Veremos cómo reacciona.
¿Te enteraste de los de Malvinas? Me temo que acabamos de meternos en un disparate.
Bastante por hoy. Besos muchos.
                                                Laura


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