10/11/81
El sol empezaba a caer. Un duro reflejo
hería los ojos. Pensó en los anteojos pero eligió el reflejo. Lo afrontó
frunciendo el ceño. Amaba esa hora. La lucha del sol ya vencido. Eternamente
en lucha. Soportando la derrota solo por la certeza del triunfo del próximo
amanecer. Ganar y perder. La eterna
rueda de lo repetido. El misterio de por qué recomenzar. Todo redondo, girando. Sobre
sus cuatro ruedas. Como otras piernas, otros brazos. Dóciles. Ligeras. Rodando
en la ruta vacía. Deslizarse. Flotar llevado por su auto. Llevado, no
llevándolo.
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