viernes, 21 de agosto de 2015

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26/10/81
ENCUENTRO CON PAQUETE

Desde mis veinte minutos de espera y sus diez minutos de retraso vi que doblaba la esquina. Pese a la cuadra que nos separaba y a los dos años de distancia tardé menos de un segundo en reconocerla. Caminaba, como siempre, con el cuerpo adelantado, como si las piernas fueran incapaces de moverse tan rápido como ella quisiera. Lloviznaba. Venía casi corriendo, ofreciéndole al agua la cara sin paraguas y al viento el alboroto de sus rulos. Traía un paquete tan grande que casi la tapaba, tan cuadrado como anónimo. Cruzó con el semáforo en rojo y tuvo que pararse en la mitad de la avenida entre los coches que pasaban zumbando. Recién entonces me vio. Por Dios, ¡qué sonrisa detrás del paquete!

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