viernes, 6 de marzo de 2015

5

14/6/79
Querida Claudia:
He llegado a la conclusión de que todo es una cuestión energética. Cuando uno está cargado positivamente, las cosas negativas (en lugar de ser atraídas como las leyes físicas indicarían) son repelidas. Con el mismo principio lo bueno tiende a aproximarse. Bajo esta óptica tus noticias se explican a la perfección. Con toda la polenta que te fuiste estabas destinada a que lo positivo se te acercara.
Me llenó de alegría que tan rápido encontraras una compañía. Suficiente con llamarla así por el momento. Y siguiendo con el tema de la energía contrariada, los polos iguales se han atraído. Argentino. Será para que los cambios sean menos bruscos. De todos modos, aunque cuando recibas estas líneas la relación se haya diluido, cumplió su objetivo: ayudarte en los primeros tiempos, los más difíciles. Ánimo y suerte. La merecés por valiente.
Yo sigo disciplinada: no volví a llamar a Eduardo. Pero no hay nadie en el panorama, elemento indispensable para que pueda resistir en mi heroica actitud ahora que la novedad del departamento va pasando.
Hice la fiesta de inauguración. Cuando hago algo, lo hago a lo grande. Preparé más de cien panqueques, uno por uno, siguiendo las instrucciones de América. Me salieron bastante bien para ser debutante. Los serví con pastas frías y calientes y, de postre, con dulce de leche, frutas, crema y chocolate. Quedaron todos encantados y yo exhausta. Pero contenta. Vinieron Adriana, Carmen, Alicia, Mario, Susana y Carlos, Graciela y Edgardo con Patricia y Gloria y Marcelo con Ezequiel. Todos preguntaron por vos y se alegraron con tus buenas nuevas.
Llegó el esperado aumento: un veinte por ciento que me vino de perillas. Económica y personalmente. Siempre hace bien sentirse reconocida.
Leo muchísimo. Anoche terminé ¨La invitada¨, de Simone de Beauvoir. Estoy tan sensibilizada que me meto entre las hojas, entre los personajes. Pero lo que sufro o gozo con ellos termina cuando cierro el libro. Después recupero mis propios conflictos que, al compararlos con los de ficción, suelen resultarme más leves.
Ya es tardísimo y mañana no tengo quien me levante. Solo el despertador, que empieza a resultarme bastante anónimo. Mamá, a pesar de sus rezongos, siempre tenía un café con leche listo para alcanzármelo a la cama.
Muchos muchos besos

                                   Laura

No hay comentarios:

Publicar un comentario