15/9/80
Querida
hermana:
Perdoname
la demora pero estuve corriendo de aquí para allá: pasaporte, pasajes,
equipaje, etc., etc.
Estoy
entusiasmadísima y bastante relajada en cuanto a mi temor por Luis. Será por la
colaboración que me está brindando en la organización del viaje.
Además
estoy trabajando a toda máquina para terminar un par de experimentos que quiero
incluir en mi presentación. Cruzá los dedos para que salgan bien.
El
itinerario no está del todo definido. Sacamos el Eural Pass, lo que nos permitirá
movernos con libertad por toda Europa y cambiar de planes sobre la marcha. Será
un viaje no convencional en donde, fundamentalmente, nos proponemos conocer
mejor lugares que ya vimos. Lo único nuevo en danza serían los lagos del norte
de Italia que ambas, fascinadas por un folleto que vimos, coincidimos en
visitar. El resto: puntos salpicados.
Sigo
intentando convencer a Luis de que me acompañe. Él no conoce Europa y esta,
aparte de mi compañía, sería una buena oportunidad porque podría conseguirle el
alojamiento gratis en Madrid y regiría la tarifa aérea preferencial. Por otro
lado, me asusta la idea de que viaje. Verónica es una garantía como acompañante
y si él fuera todo sería distinto. De todos modos estas son elucubraciones mías
porque él, desde el principio, resolvió no ir. Y sigo estando segura de que no
es solo por el trabajo.
Estoy
organizando una reunión para los setenta de mamá. Le daré la sorpresa de que
ese día le toquen el timbre hermanas, primas, sobrinas y compañeras del
colegio. Cada una llevará algo y yo me encargaré de las bebidas y de las
infusiones. Creo que se pondrá contenta. Y lo va a necesitar porque supongo que
no ha de ser nada fácil asumir esa cifra. Vos, ¿nunca vas a estar?
Me
enojé.
Besos
pero pocos.
Laura
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