27/8/80
Claudia
querida:
Resolución
tomada: me voy a Europa.
Estuve
pensando, meditando, reflexionando y calculando. Mi filosofía general de vida
sostiene que en este mundo hay que tratar de perder la menor cantidad de cosas
pasibles de ser vividas.
Lo
primero que necesitaba definir dentro de mí era qué pesaba más: mis ganas de
irme o mis ganas de quedarme. Me pareció cobarde no hacer el viaje por miedo de
perderlo a Luis. Si Luis es perdible por un mes de alejamiento entonces nuestra
relación no sirve para nada y es mejor concluirla de una vez por todas. Parezco
muy convencida pero en realidad no lo estoy tanto. Por otro lado, si el vínculo
con él naufraga y yo no me permití hacer este viaje, nunca me lo voy a
perdonar. En fin: pesaron más mis ganas de ver mundo que mi miedo.
Resuelto
el juego de mis deseos me quedaba solucionar el económico. Fue más fácil de lo pensado. Cuando
le comenté a papá mi proyecto y sin que yo le pidiera nada (te lo digo para
tranquilizar mi conciencia e incrementar tus celos) me ofreció una suerte de
préstamo que yo le iría devolviendo a medida que pudiera. Acepté.
Verónica
también consiguió la plata y la autorización para alejarse. Ahora nos resta
planear el itinerario.
Te
escribo en cuanto lo defina.
Muchos
besos.
Laura
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