miércoles, 8 de abril de 2015

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2/9/79
TABLERO DE AJEDREZ

Pablo juega a que no le importa. O, por lo menos, a que no es tan grave. De a rato, a que ya lo preveía. De a más, de a casi todos, a que es imposible. Y él, que no acostumbra detenerse a analizar lo que piensa ni lo que siente, no puede menos que percibir la suma, la confusión de ideas y de sensaciones desatadas en solo un segundo. Ante la noticia. La madre contando. La madre llorando. Pablo escuchando. Pablo sin llorar. No hay permiso. Y se pierden los detalles. Ante las lágrimas de la madre. Ante su propia conmoción. Pablo conmocionado por su propia conmoción. Sorpresa por la noticia. Sorpresa por sí mismo.
Ante la noticia.
Toda la vida de Pablo fue un tablero de ajedrez. Él con todas las piezas. Del otro lado, una sola. Un rey. Blanco. De su lado todos los movimientos desmañados, toda la energía. El rey, inmóvil. Sin defenderse. Sin necesidad de defenderse. Una sola mirada al peón que se acerca tratando de aparecer amenazante, una sola mirada es más efectiva que el más defensivo enroque. El rey inmóvil. Burlándose de los esfuerzos vecinos. Seguro. Inmutable. Helado.
Y Pablo multiplicando sus logros, inventando recursos. Inútiles. Inútil el niño cariñoso. El diez de la escuela. Ni siquiera los deportes ni las copas. Qué de las copas del joven transpirado frente al atleta rey perfecto ganando sin jugar. No, no era el camino. Tantos esfuerzos solo le valieron la incondicional rendida madre. Pero el rey no. Camino equivocado. Jugada equivocada. Por las buenas, no. No.
Después, todo. Todo válido para sorprenderlo, para descolocarlo. Todo lo malo, todo lo sucio, todo lo mezquino. Y lo peligroso. Nada. El rey firme. Imbatible. Tan seguro de sus leyes. Las hazañas de Pablo reducidas ante un gesto severo pero sereno. Ante la mirada acusadora y la falta de castigo. Hazañas reducidas a torpes movimientos de cachorro que rompe para probar sus fuerzas. El rey, rey. Toda su vida un tablero de ajedrez. Cada partida perdida de antemano. La furia de Pablo. La impotencia de Pablo.
Y hoy, en un segundo, la noticia. Como un golpe en el tablero. Un golpe en el tablero. Las piezas volando.
Ante la noticia. La madre llorando. La hermana llorando. Pablo sin llorar.
El rey ha muerto. Y no hay rey puesto. Porque jamás habrá otro rey. Perdida la última partida. Perdida, Pablo. Jaque. Jaque mate.
No hay rey.
    No hay adversario.
          No hay lucha.

Ahora, Pablo, ¿qué?

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