miércoles, 7 de octubre de 2015

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1989

20/4/89
Querida Claudia:
Cuando me senté frente a la máquina sentí que no tendría fuerzas. Hace años que ya no consigo ni escribir una carta. Me abrumó pensar que de nuevo será esta la forma de comunicarnos. Supongo que apelaré al teléfono, es como si ya no tuviera paciencia para detenerme a decidir  qué decirte, qué contarte. Ni tiempo. A pesar de que me recluí para intentar estas líneas, desde que empecé los chicos ya irrumpieron en mi refugio media docena de veces.
Cuánto hace que no me concedía un ratito para estar conmigo misma, única forma de poder estar con vos.
Recibí tu carta y me alegro de que conserves energía suficiente para acordarte de mí, de todos nosotros. Me alivia saberlos ya instalados y que las nenas se hayan adaptado medianamente bien.
Los extraño. A los cuatro pero, para serte sincera, vos sos la principal destinataria de mi nostalgia.
Desde que te fuiste pocas novedades. La situación económica cada vez peor. Anoche charlaba con Luis sobre el sentido o no de resistir en este país. Supongo que tu partida tiene bastante que ver con el planteo pero, por primera vez en todos estos años de repetidas dificultades, nos sentamos a considerar la idea de irnos. Contame cómo encontraste todo por allí, qué posibilidades ves para nosotros.
Los chicos preguntan por ustedes. María ya me dio un dibujito que quiere que les envíe. Están fatales. Hay momentos en  que siento que he llegado al límite de mi paciencia, de mi amor, en que dudo del sentido de la vida que elegí. Por suerte existe la noche. En cuanto los veo dormidos, destapados, despatarrados, se cargan nuevamente mis pilas y amanezco con fuerzas para cambiar pañales, para sonar mocos y llevarlos a la escuela. Paula se largó a caminar. Parece que estaba esperando que te fueras para decidirse. Único sobrino del que te perdés los primeros pasos. En cuanto me distraigo Federico la empuja. Después lloran los dos: una por la caída, otro por el chirlo. En fin, tenés bastante experiencia en el asunto.
Claudia: la situación es insostenible. Creo que se están matando. Ya son demasiados para mamá, a pesar de toda su buena voluntad. Iré antes de quedarme sin madre y sin hijos.
Montones de besos.

                              Laura

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